27 de mayo de 2011

El arte como artificio

Viktor Shklovski (1893-1984) fue uno de los ideólogos fundamentales del formalismo ruso. Miembro activo y promotor de la Opoiaz (Sociedad para el estudio de la lengua poética), produjo muchos estudios referidos a la prosa y la literatura en general. Sin dudas, su nombre es imposible de olvidar cuando se estudia la teoría literaria a la que dedicó gran parte de su vida junto a la escritura literaria.
 En 1917, con tan solo 24 años, publica su ensayo El arte como artificio, piedra esencial dentro del formalismo ruso. Si bien se puede no adherir a su propuesta o se pueda plantear que el formalismo ya fue superado, este ensayo no puede perderse de vista. En primer lugar porque es un punto de partida interesante para el debate literario; en segundo lugar, permite ver las preocupaciones teóricas que estaban tratando de deshilvanar y desarrollar unos muy jóvenes lingüistas.
En discusión con la tradición presente hasta su época y principalmente con el simbolismo; las grandes preguntas que se formulan son: ¿Cuál es la función de las imágenes? ¿Qué las haces en elementos literarios? ¿A qué aluden? Todo recae en la desautomatización, en el proceso de singularización en la escritura.
Si bien este es un resumen bastante chapucero sobre El arte como artificio y sobre la figura de Shklovski. Invito a la lectura de este genial crítico y del formalismo en general.

21 de mayo de 2011

Lasker vs Schlechter

Schlechter - Lasker
La prensa ha conservado para nosotros un "retrato" de los dos jugadores  el día de esa última partida: "Lasker, con el pálido rostro de un pensador, su característica nariz y sus pequeños ojos semicerrados, que de repente se abrían ante el tablero, todo nervio, incapaz de permanecer quieto por un instante pasándose continuamente la mano por el cabello. Se diría que todo su cuerpo interviene en el pensamiento, en el que todo está en continuo movimiento. Todo, salvo su rostro, que el ajedrez parece haber congelado. Enfrente de él, Schlechter, un hombre pequeño y a primera vista nada notable, con un elevado busto, un cigarro incrustado en su mano, contenido y frío en cada uno de sus movimientos. Sus ojos están dirigidos hacia el tablero, y parece que sus pensamientos sólo están ocupados por su próxima jugada".
 Fragmento de "Mis geniales predecesores. Vol I" de Garry Kasparov